A través del juego, el cuento, la alimentación, masajes, ejercicios orofaciales y distintas estrategias, se pretende mejorar la movilidad de los órganos incluidos en el habla y el lenguaje receptivo/expresivo del bebé o niño.
SIGNOS DE ALARMA
- El bebé o niño mantiene la boca abierta la mayor parte del tiempo
- Se observan dificultades en la alimentación
- Hay falta de movilidad en lengua y labios
- Se presenta babeo constante y en abundancia
- El bebé no tiene intenciones de comunicarse con su medio
- No participa en secuencias de turnos tipo diálogo
- No establece contacto visual con la persona que le habla
- No señala objetos ni personas que ya conoce
- El menor no comprende lo que se le dice sobre elementos que son parte de su mundo inmediato
- No explora objetos de manera espontánea
- Sus expresiones son sólo con vocales o una sílaba con la misma consonante, por ejemplo, utiliza la emisión “ta” para TODO
- Presenta retraso de lenguaje a nivel de balbuceo o no utiliza las vocales o consonantes que le corresponden según su edad
- Poco control orofacial
- Cuando sus expresiones no logran el objetivo deseado por el menor, no hace nada para darse a entender. Por ejemplo señala una manzana y dice “a, pa” el adulto le da una servilleta que está cerca y el menor no intenta de nuevo obtener la manzana
- Las emisiones del niño no son reconocidas como frases, palabras o aproximaciones a palabras, en comparación con niños de su edad que si logran producir expresiones de manera más clara
- Dificultad para producir el sonido /s/
- Dificultad para producir el sonido /r/ o /rr/, sustitución por /d/
Terapeuta profesional especializada en habla/lenguaje:
- Vicky Gormezano
- Fredel Cohen